La fusión y la elegancia son dos máximas irrenunciables para Takuya Kuroda, el trompetista y productor japonés cuyo perfil creativo es lo más parecido a un Dizzy Gillespie del siglo XXI.
El músico de Kobe parte del jazz, obviamente, pero su sedosa y distinguida fórmula siempre se ha caracterizado por ahormar soul, funk, afrobeat y algunas otras especias en el mismo discurso. Fogueado en la escena de Nueva York, habiendo colaborado con José James, Akoya Afrobeat o Badder (la banda de DJ Premier) y formado parte de escuderías discográficas con tanto pedigrí como Concord o Blue Note, el nipón aterriza en Villanos del Jazz para presentar su último y sexto disco, un Fly Moon Die Soon (2020) que, en sus propias palabras, trata sobre “la paradoja entre la grandeza de la naturaleza y la bonita obscenidad del ser humano”. Un disco de una belleza telúrica, casi inexplicable.